Luz de Pub

SOBRE ESTA OBRA:

   Esta colección nace de una absurda limitación: mi incapacidad para escuchar música. No se trataba de un fallo de audición sino más bien de una falta de interés o de educación musical. La música podía estar presente o no, como “murga” de fondo, pero nunca como elemento principal de una velada. Al final la oía pero no la escuchaba, es decir, no era, en absoluto, consciente de su existencia.

   En cierta ocasión acudí, por curiosidad, a un concierto: los reconstructores de los instrumentos representados en el Pórtico de la Gloria interpretarían una serie de piezas contemporáneas a la catedral. El director se dirigió al público con unas palabras como estas: “las cualidades de este local no son las más apropiadas para este tipo de música, así pues, traten de concentrar su atención visual sobre los músicos –y sus instrumentos- para apreciar los matices”. Fue una sorpresa para mi y un gran descubrimiento. Hice caso y logre “escuchar”. Dirigía la mirada a uno de ellos y después de unos momentos de concentración conseguía aislarlo en gran medida.

   Y que mejor manera de hacerlo que a través de un objetivo. Así nació “Luz de pub”.

   A partir de ese momento empecé a asistir a pequeños conciertos, sobre todo de jazz y de folk –más asequibles para mi- en pubs y romerías populares, armado de mi cámara. Miraba a través del visor y escuchaba. Poco a poco fui comprendiendo y terminé tomando fotos, pero a mi manera. Cuando no eran permitidas las cámaras fotográfica no asistía a un concierto. Sin ninguna duda: sin cámara soy sordo.

   Al principio todo fueron problemas. Aunque disfrutaba de los conciertos me interesaba recordarlos con mis fotografías, al menos el momento álgido, de no poder resumirlos en un fotograma. Pero era difícil. Hube de resolver una maraña de problemas interrelacionados, entre ellos que los conciertos son nocturnos o en locales nocturnos:

 Primero fue necesario un buen objetivo y una focal apropiada para reducir la imagen a lo mínimo imprescindible. Suprimir todas las cargas innecesarias que distraían o enturbiaban y buscar una línea de composición acorde a la idea. Esta óptica fue un 80-200 mm luminoso, f:2:8, y de alta calidad. Había que asumir la incomodidad de su volumen y su peso. Luego un cuerpo de cámara: los sistemas Af terminaban volviéndose locos con la luz cambiante de estas funciones. Además distraía tanto su zumbido como su falta de eficacia, así que fue un equipo totalmente manual y robusto, combinado con paciencia infinita. El siguiente punto fue la elección de una buena película que ofreciera la mayor nitidez en la sensibilidad más alta disponible. En primera instancia el color, pero era demasiado confusa su aportación: muchas luces coloreadas hurtaban el contenido real que perseguía. Las películas no eran muy rápidas y había una gran cantidad de imágenes “muy movidas”, que tampoco conducían por mi camino. Luego el B/N. Más apropiado, pero había que trabajar como sacarle el jugo a las películas. Así que hube de investigar sobre la base de una buena película de Iso 400, y forzarla en el laboratorio todo lo posible sin destruirla. Ese periplo llevó un par de años pero terminó satisfactoriamente para mi.

   Una vez con la certeza de que los problemas técnicos estaban moderadamente resueltos, logré concentrarme en mejorar el momento de la toma y pude evolucionar, que fue lo realmente importante. Así en estas fotografías pretendo concentrar la esencia de la música en un solo instante, como yo la percibo o como necesito percibirla.

   OTRAS CUESTIONES.

   Todas estas fotografías han sido tomadas en conciertos en directo, en pubs, bares, romerías o conciertos callejeros. Aunque en ocasiones pude asistir a los ensayos, nunca conseguí una instantánea suficientemente “cálida”.